Mauricio Macri tuvo que intervenir personalmente para evitar que Margarita Barrientos, la dirigente social preferida del Gobierno, abandonara el PRO.

Barrientos es la dueña del comedor Los Piletones de Villa Soldati, un lugar que el propio presidente, la primera dama y otros funcionarios suelen frecuentar, especialmente en campaña.

Luego de años de buena sintonía con el macrismo, Margarita había logrado colocar a su abogado, Octavio Calderón, en la Legislatura.

Calderón estaba anotado en el poco auspicioso vigésimo segundo lugar de la lista de legisladores de 2013 y llegó a la banca en febrero de 2016 tras la renuncia de Héctor Huici, que fue designado como secretario de Comunicaciones de la Nación en el ministerio de Oscar Aguad.

A Barrientos, que en cada cierre de listas suena como candidata del PRO, le habían prometido que Calderón tendría un lugar en los primeros 15 puestos de la lista de este año.

Cuando desde la Legislatura le avisaron a la dirigente social que Calderón no tendría un lugar, Margarita les aseguró a los legisladores del PRO que no se aparecieran más por el comedor de Soldati, que recibe a 1800 chicos por día.

Horacio Rodríguez Larreta llamó a Barrientos para calmar las aguas. Pero el jefe de gobierno no tuvo éxito. La noticia llegó a oídos del presidente, que debió comunicarse con Margarita para evitar el portazo.

Calderón finalmente fue ubicado finalmente en el 18º lugar de la lista que encabeza Andy Freire y quedará en la lista de espera para entrar a la Legislatura ante posibles renuncias en el futuro, ya que para entrar en diciembre de este año necesita que el oficialismo saque más de 50 puntos.